Hace poco te contábamos el caso clínico de la infección en el útero de una gatita. Hoy te traemos un caso clínico similar pero en una perra, con un cuadro que tenía a sus dueños desconcertados y que trataron en nuestra clínica veterinaria Kivet Torrecárdenas en Almería. Vamos a ver cómo se desarrolló todo.
- Nombre: Duna
- Especie: Perro
- Edad: 10 años
- Dolencia: Pérdida de apetito, pérdida de peso y vómitos
Motivo de la visita
Los dueños de Duna habían notado que esta llevaba tres meses comiendo progresivamente menos. A los dos meses de advertirlo, la llevaron a su veterinario local el cual le había diagnosticado Borrelia con afectación hepática. Le habían instaurado un tratamiento con doxiciclina y protector hepático durante un mes pero en las dos últimas semanas la perrita presentaba:
- Vómitos recurrentes.
- Diarreas totalmente líquidas.
- Falta de apetito.
- Apatía.
Teniendo en cuenta la edad de Duna y los síntomas que presentaba nos pusimos rápidamente manos a la obra.
Hallazgos de la exploración
Durante la exploración la perrita mostraba:
- Mucosas levemente pálidas.
- Temperatura 37,8ºC.
- Deshidratación aproximada del 5-6%.
- TRC 2 seg.
- Caquexia muy evidente.
- En la exploración abdominal palpamos una masa no uniforme en la zona caudal.
- Molestias leves en abdomen craneal.
- Auscultación normal.
Pruebas diagnósticas
Después de valorar y tomar nota de todo lo que presentaba en la exploración física, pasamos a hacerle las pruebas diagnósticas para determinar el porqué de esa apatía y pérdida de peso.
Las radiografías de abdomen ortogonales daban muestra de timpanismo del estómago y asas intestinales que estaban desplazadas hacia adelante. También había evidencias de una “masa” de densidad tejido blando en abdomen caudal ocupando su mayor parte.
La primera medida que tomamos fue hospitalizarla para conseguir la rehidratación mientras quedábamos a la espera de los resultados de la analítica. Los cuales mostraban una elevación extrema de glóbulos blancos y clara prevalencia de neutrófilos. Para asegurarnos de estos resultados realizamos frotis que confirmaba la neutrofilia y anemia leve.
Aprovechando que teníamos a Duna hospitalizada, le instauramos:
- Antibioterapia de amplio espectro con marbofloxacino y metronidazol.
- Terapia para la gastroenteritis con maropitant y omeprazol.
Tras 12 horas de hospitalización remitimos al animal para hacerle una ecografía abdominal.
Diagnóstico
Una vez que teníamos todos los resultados y pruebas en nuestra mano, los hallazgos más relevantes fueron 2 masas de 5 y 8 cm en el bazo con circulación detectable por doppler y la presencia de piometra en el útero. No observamos más alteraciones en otros órganos, aparte de la distensión de estómago y duodeno.
Tratamiento quirúrgico: esplenectomía y ovariohisterectomía
Llegaba el momento de informar a los dueños de Duna del diagnóstico de su perrita. Les explicamos que el tratamiento de la piometra canina era de carácter urgente ya que su pronóstico dependía de la eficacia y rapidez de actuación. Por lo que la citamos al día siguiente para realizarle esplenectomía y ovariohisterectomía.
El día de la operación Duna se mostraba más activa, no había tenido más vómitos y la deshidratación ya era apenas perceptible. Durante el transcurso de la cirugía, la perrita se mantuvo estable.
El bazo presentaba dos masas de gran tamaño que no afectaban al hilio, se realizó la esplenectomía de la forma habitual sin apenas sangrado.
El útero se encontraba engrosado y lo extirpamos junto con los ovarios por la técnica habitual.
Tras la cirugía, dejamos a Duna hospitalizada 12 horas para asegurarnos de que presentaba buena recuperación y le dimos de alta para tratamiento ambulatorio.
Tratamiento médico
Después de la cirugía, durante el periodo de convalecencia de la perrita le pusimos una medicación postquirúrgica a base de:
- Amoxicilina+ac.
- Clavulánico (diez días).
- Meloxicam y omeprazol (seis días).
Evolución
Pasados dos días después de la intervención, Duna presentaba una evolución favorable, había comenzado a comer comida blanda y estaba más activa.
Tras diez días de la cirugía, Duna ya comía con buen apetito y había vuelto a su comportamiento alegre e inquieto habitual. Además, ¡había recuperado 500 g de peso!
El resultado de la biopsia fue de fibrosarcoma/leiomiosarcoma esplénico moderadamente diferenciado, grado II, con pronóstico reservado a grave y posibilidad de metástasis del 25% (variable según diferente bibliografía).
Tras comentarlo con los propietarios decidimos entre todos no instaurar quimioterapia y hemos citado a Duna para repetir la ecografía y analítica dentro ocho semanas.
La exagerada neutrofilia de éste caso invitaba a la investigación de una causa más allá de la infecciosa, una exploración correcta añadida a las pruebas complementarias fueron clave para la evolución del caso de Duna.
Las masas esplénicas son frecuentes en pacientes caninos de avanzada edad siendo aproximadamente el 50 % hemangiosarcomas, 25% tumores benignos o coágulos y 25% otros sarcomas. El riesgo de rotura justifica la esplenectomía en la mayoría de los casos.
Clínica Kivet donde se le atendió
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