Quizás estés familiarizado con las cataratas por los miembros más ancianos de la familia. Pero esta enfermedad ocular también la padecen las mascotas felinas. Hoy vamos a entrar en detalle sobre esta patología que afecta a los ojos de los gatos.
¿Qué son las cataratas en gatos?
Una catarata es una patología que afecta a la visión de la mascota, en especial al cristalino, la lente que permite el enfoque de los objetos. Esta alteración produce una pérdida de transparencia parcial o total en el cristalino, lo que provoca que llegue menos luz al ojo produciendo una pérdida gradual de la visión.
Puede afectar a uno o a los dos ojos a la vez, y puede deberse a estas causas:
- Hereditaria o congénita, aunque poco habitual, el cachorro puede nacer padeciendo esta patología, que no se suele hacer visible hasta que el gato es mayor de 6 años.
- Provocada por otra enfermedad sistémica o una lesión como:
- Diabetes o hipocalcemia.
- Traumatismos.
- Uveítis crónica.
- Tóxicos.
- Úlceras.
Síntomas
Una mancha gris azulada o blanquecina ubicada en la pupila es el principal síntoma que vamos a observar en el animal, puede ser pequeña, o si evoluciona rápidamente, cubrir toda la pupila.
Esta mancha opaca indica el daño que sufre el cristalino, lo que según su tamaño puede señalar una disminución o perdida de la visión del gato. Si el gato sufre un deterioro en la visión podremos deducirlo a través de esta sintomatología:
- Inseguridad en los pasos del animal, puede deambular de forma anormal dando pasos muy altos
- Torpeza al caminar, tropieza con objetos familiares.
- Calcula mal las distancias.
- No reconoce a personas familiares.
- Ojos y nariz con secreción mayor de la habitual, normalmente, provocada cuando la causa de la catarata es una infección del ojo.
- Cambio en la forma y tamaño de la pupila y/o en el color de sus ojos.
Si el gato presenta alguno de estos síntomas es necesario acudir al veterinario, ya que si no es tratado puede provocar ceguera en el ojo afectado.
Diagnóstico y Tratamiento
Para realizar un diagnóstico completo del ojo, el veterinario aplicará unas gotas para dilatar la pupila del animal lo que permitirá examinar el cristalino en profundidad.
En el caso de que exista sospecha de que la catarata es un síntoma causado por otra enfermedad, además se realizarán pruebas complementarias como análisis de sangre y orina.
Un diagnóstico precoz es primordial para detener el avance de la catarata. En el caso de que la alteración del cristalino se deba a otra enfermedad o lesión, se trataran estas últimas para mejorar o parar la evolución de la catarata.
Un gatito podrá mejorar sin necesidad de tratamiento y los gatos adultos que presentan una leve alteración en el cristalino en el mayor de los casos no ven alterada su visión, por lo que los tratamientos anteriormente expuestos estarán orientados a casos graves.
Los gatos utilizan el olfato para guiarse en la mayor parte de sus actividades, por lo que, si la pérdida de visión se produce lentamente, el animal podrá ir adaptándose gradualmente a su entorno familiar. Se recomienda en estos casos que el animal permanezca dentro de la casa.
En cualquiera de los casos si se diagnostica que el gato tiene cataratas, el propietario tiene que asegurar un seguimiento por parte del veterinario para observar la evolución de esta.
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