En ocasiones, nuestros animales de compañía sufren dolencias relacionadas con su avanzada edad, enfermedades o accidentes que producen un dolor y un sufrimiento incompatible con una vida digna.
Qué duda cabe que estas situaciones nos pueden causar una enorme tristeza, pero peor que una muerte inevitable es prolongar una vida de sufrimiento y dolor. Poner fin a esa situación es, siempre, la última de las alternativas que se debe tomar, pero siempre tras una debida valoración profesional veterinaria.
En Kivet sabemos que la decisión de aplicar la eutanasia a un animal de compañía es posiblemente una de las más duras que tengamos que tomar. Lo ideal en estos casos es poner el caso en manos del equipo veterinario para que atendiendo a todas las circunstancias, con su valoración, guíe con sus recomendaciones los pasos más adecuados a dar, ya sean tratamientos curativos, paliativos, o la recomendación de poner fin a la vida del animal en casos no recuperables.
En este post te informamos sobre la eutanasia paliativa: Qué es, en qué casos procede (y cuándo no) y cómo se realiza.
¿Qué es la eutanasia paliativa?
La eutanasia en animales consiste en la acción profesional, realizada por un veterinario, en la que se provoca la muerte a un animal mediante un proceso humanitario sin padecimiento ni dolor, en la que el animal queda inconsciente hasta su muerte.
¿En qué casos procede la eutanasia paliativa?
La eutanasia paliativa precisa de la valoración previa del veterinario, el cual, bajo su criterio y control, tras realizar las oportunas pruebas, exámenes, bajo su diagnóstico experto, verifica y certifica que el animal se halla en una situación de padecimiento severo, continuado y sin posibilidad de cura o recuperación. Sólo en esos casos el profesional veterinario indica justificadamente la idoneidad de poner fin a la vida del animal.
¿En qué casos no procede la eutanasia o el sacrificio de animales de compañía?
Con carácter general, el sacrificio de animales está prohibido salvo la eutanasia paliativa que hemos visto, o salvo por motivos de seguridad de personas o animales, o de existencia de riesgo para la salud pública debidamente justificado por la autoridad competente.
Particularmente, y como indica la nueva Ley de Bienestar Animal, está expresamente prohibido el sacrificio en protectoras, clínicas veterinarias y núcleos zoológicos por cuestiones económicas, de sobrepoblación, carencia de plazas, imposibilidad de hallar adoptante en un plazo determinado, abandono del responsable legal, vejez, enfermedad o lesión con posibilidad de tratamiento (ya sea paliativo o curativo), por problemas de comportamiento que puedan ser reconducidos, así como por cualquier otra causa asimilable a las anteriormente citadas.
Por tanto, vemos que con esta prohibición el legislador ha querido abordar una materia especialmente polémica y difícil, como son las situaciones de sacrificios por motivos económicos, desbordamiento de protectoras, abandonos o vidas recuperables, y lo hace sin medias tintas estableciendo una prohibición total al respecto y calificando como infracción muy grave (con multas de entre 50.001 a 200.000 euros) su incumplimiento.
¿Cómo se aplica la eutanasia veterinaria?
Tras haberse realizado las debidas valoraciones por el profesional veterinario que conducen a recomendar este paso ante el padecimiento severo y la imposibilidad de cura, se lleva a cabo la emisión del consentimiento del titular del animal de compañía.
Sólo tras ello comienza el procedimiento que sigue siempre la misma pauta, con pasos muy definidos.
Este procedimiento no dista mucho de los pasos previos en la anestesia de cualquier intervención quirúrgica, por lo que el animal no siente dolor o molestias durante el acto, algo que hay que tener muy presente.
Los pasos que se dan son los siguientes:
- Colocación de un catéter intravenoso: Normalmente se coloca en una de las patas del animal con el objetivo de tener fácil acceso al torrente sanguíneo y aplicar los fármacos de manera más rápida por vía intravenosa
- Inyección de fármaco tranquilizante hipotensor: Se administra a través del catéter. Se suelen emplear los mismos medicamentos que se utilizan en los protocolos anestésicos frente a cualquier intervención quirúrgica habitual.
- Inducción anestésica profunda: Tras esperar unos 10-15 minutos a que el animal esté tranquilo, mediante medicamentos se introduce al animal a un plano anestésico más profundo.
- Administración de eutanasia paliativa: Finalmente, se vuelve a esperar a que el medicamento haga efecto y se comprueba que el animal está en un plano anestésico profundo. Entonces, se procede a la administración de la eutanasia paliativa.
En Kivet, donde cuidamos de los animales de compañía desde su nacimiento, somos muy sensibles a los casos de sufrimiento animal y vamos a procurar el mejor de los cuidados posibles para proporcionarles salud, bienestar y calidad de vida. Por ello, somos especialmente atentos y sensibles cuando ya no es posible recuperar su bienestar y evitar su sufrimiento, informándote y acompañándote en estos momentos tan difíciles que, sin duda, compartimos contigo.
Recuerda que tienes más de 50 centros veterinarios Kivet entre España y Portugal con un equipo de más de 250 profesionales y servicios veterinarios especiales para atender a tu animal.