En el post de hoy vamos a tratar la importancia de los riñones. La función de este órgano es la de depurar los desechos y regular los líquidos y minerales del cuerpo. Así pues, si un perro sufre un problema renal, se verá afectado todo su organismo, pudiendo tener consecuencias fatales y provocando enfermedades muy graves a tu mascota.
Vamos a ver las patologías más comunes que producen problemas renales en perros y los posibles tratamientos para que tengas toda la información. ¡Sigue leyendo!
Insuficiencia renal en perros
Cuando los riñones dejan de funcionar correctamente se produce una insuficiencia renal, que puede ser aguda (en situaciones periódicas en la vida del perro) o crónica (la patología está presente durante toda su vida) y puede aparecer en cualquier edad.
Al perder el riñón la capacidad de filtrar la sangre, se produce una acumulación de sustancias de desecho que dan lugar a una “intoxicación”.
Las causas de esta enfermedad pueden ser las siguientes:
- Obstrucción
- Rotura de la vejiga
- Intoxicación
- Insuficiencia cardíaca
- Carácter hereditario
- Otras
Los síntomas que encontramos frente a esta enfermedad son muy variados y diferentes en función del origen y de si es aguda o crónica:
- Alteración del consumo de agua y de la producción de orina
- Deshidratación
- Anorexia
- Vómitos
- Diarrea
- Mal estado del pelaje
- Retención de líquidos
- Olor de su aliento como de amoniaco
- Heridas en la boca
La gravedad de esta enfermedad se debe a que tiene consecuencias permanentes, pero lo que sí es cierto es que los perros con enfermedad renal pueden vivir durante años con un buen tratamiento y seguimientos veterinarios hechos por un especialista en urología o nefrología.
¿Qué son los cálculos renales en perros?
Los cálculos son acumulaciones de minerales de la orina que por diferentes razones (dieta, disminución del consumo de agua, cambios del pH de la orina, infecciones, etc.) pueden juntarse hasta llegar a formar piedras de diferentes tamaños.
Estas piedras se pueden formar en cualquier punto del tracto urinario: riñones, uréteres, vejiga y uretra. A continuación, veamos los síntomas.
Los síntomas en perros que sufren cálculos renales pueden ser:
- Dolor
- Incontinencia
- Dificultad o incapacidad de orinar
- Sangre en orina
- Fiebre
- Letargia
Ante cualquier síntoma hay que acudir urgentemente al veterinario, ya que, si no se localizan y controlan e incluso, se extraen, pueden provocar perforaciones, obstrucciones y hasta fallo renal.
Pielonefritis ¿Qué es?
Se trata de una infección de riñón causada por bacterias en la orina que afectan al uréter. Esta enfermedad suele aparecer cuando se ha producido previamente una infección de vejiga y puede presentarse de forma crónica o aguda. Si la pielonefritis es aguda se puede observar los siguientes síntomas:
- Vómitos
- Dolor en el abdomen
- Dificultad y dolor al orinar
- Anorexia
- Fiebre
- Sangre en la orina
Una forma peculiar de reconocer la enfermedad es por la postura que adopta el perro en la cual mantiene siempre rígidas sus extremidades y la zona del cuerpo está encorvada.
En cuanto a la pielonefritis crónica, que puede presentarse o no tras una aguda, los síntomas que pueden estar presentes son:
- Adelgazamiento.
- Anorexia.
- Aumento del volumen de la orina.
- Polidipsia (sed aumentadada).
Nefritis y nefrosis
La nefritis es una inflamación que está relacionada con enfermedades tales como:
- Erliquiosis.
- Leptospirosis.
- Borreliosis.
- Pielonefritis.
- Hepatitis.
- Pancreatitis.
Por otro lado, la nefrosis (degeneración del riñón) puede hacer presencia debido a falta de irrigación sanguínea o una “intoxicación” como, por ejemplo, por el consumo de algunos medicamentos.
Los síntomas que encontramos en ambos son:
- Síndrome nefrótico
- Ascitis
- Derrame pleural. La nefritis puede resolverse tratando de manera precoz la causa que la ha desarrollado. Para el síndrome nefrótico se actúa como en la insuficiencia renal, que veráss en el siguiente apartado.
Tratamiento enfermedades renales en perros:
Todas estas enfermedades son tratadas con medicación específica y después de haber sido identificada mediante pruebas concretas. En algunas ocasiones el tratamiento suele prolongarse en el tiempo, recurrir a la hospitalización veterinaria o incluso ser de por vida.
Por último, es muy importante mantener el tratamiento durante el tiempo indicado por el veterinario y acudir a las revisiones veterinarias para realizar los controles y conocer el estado de la enfermedad hasta su alta completa.
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