Hoy vamos a hablar de un problema bastante común en los perros, se trata de la displasia de cadera. Según los datos recogidos de la Fundación Ortopédica de Animales, esta enfermedad tiene una incidencia de un 20 por ciento y afecta a una gran variedad de razas. A continuación, entramos en los detalles de esta patología.
Qué es la displasia de cadera canina
La displasia de cadera canina (DCC) o también llamada displasia coxofemoral es una malformación de la articulación de la cadera. La cabeza del fémur no encaja completamente en su cavidad, provocando cojera y dolor en el animal, ya que va creando un desgaste en la articulación.
Además, se considera una enfermedad multifactorial, pero la predisposición genética es el mayor riesgo. La DCC se presenta de forma progresiva, dolorosa y puede afectar a una o a ambas cadera.
Ahora que ya sabes qué es esta patología, veamos cuáles son los síntomas.
¿Y cuáles son los síntomas?
Seguidamente, los síntomas que nos pueden alertar de que nuestra mascota sufre una posible displasia de cadera son:
- Dolor a la palpación.
- Cojera.
- Caminar y trotar con balanceo de caderas.
- Rigidez articular.
- Dificultad para levantarse.
- Atrofia muscular.
- No quiere levantarse o moverse.
- Cambios en el humor.
Siempre que tengas dudas sobre el estado de salud de tu mascota, consulta en tu clínica veterinaria lo antes posible.
¿A qué edad puede verse desarrollada la DCC en perros?
La displasia puede aparecer en perros en cualquier etapa de su vida, pero es cierto que los cachorros son más propensos que los adultos a padecerla. Al igual que las razas grandes sobre las pequeñas, pero como hemos comentado anteriormente, es una enfermedad en la que intervienen otros factores que analizaremos más adelante.
Esta dolencia en el perro joven suele aparecer entre los 5 y los 6 meses de edad y viene marcada por una cojera importante.
No se considera que un perro está libre de displasia hasta que cumple los dos años y dejan de observarse problemas en las radiografías de control.
¿Qué factores influyen en la aparición de la displasia de cadera en perros?
Ahora sí, veamos cuáles son las causas más comunes en la aparición de la DCC.
Por lo general intervienen dos factores:
- Condición genética de los padres: si los padres sufren displasia, el cachorro tendrá mayor predisposición a padecerla. Si por el contrario, los padres no presentan esta condición genética, esto no quiere decir que el cachorro no pueda sufrirla, pero sí tendrá menor probabilidad de que aparezca.
- Altura y peso del animal: Si el animal tiene una dieta pobre o poco adecuada y no realiza el suficiente ejercicio físico puede sufrir de sobrepeso, y es muy probable que pueda ser diagnosticado con esta enfermedad.
¿Qué razas son más propensa a sufrir displasia de cadera?
A causa del lo importante que es la predisposición genética, existen razas de perros más sensibles a desarrollar DCC. Son las siguientes:
- Dogo argentino.
- San Bernardo.
- Pastor alemán.
- Rottweiler.
- Dogo de Burdeos.
- Mastín napolitano.
- Basset hound.
- Golden retriever.
- Labrador.
- Presa canario.
En razas pequeñas son:
- Bulldog francés.
- Bulldog inglés.
- Carlinos.
Recuerda que aunque no esté tu mascota en la lista, puede padecer DCC. En el siguiente párrafo, conoceremos la clasificación de la displasia de cadera.
Grados de displasia según la OFA
Según la OFA (Orthopedic Foundation for Animals) podemos clasificar la displasia en diferentes grados:
- Grado I: mínima alteración con pequeña subluxación y escasos cambios degenerativos.
- Grado II: marcada subluxación lateral de la cabeza femoral, donde el 25-50 % está fuera del acetábulo.
- Grado III: el 50-75 % de la cabeza femoral está fuera del acetábulo por lo que hay cambios degenerativos importantes.
- Grado IV: luxación de la cabeza femoral con aplanamiento del borde acetabular y la cabeza femoral; hay cambios degenerativos muy importantes.
Entonces, ¿cómo podemos prevenir la displasia?
Es muy importante conocer la forma de prevención de esta patología. Siendo la primera y la más importante:
A continuación, enumeramos unos consejos que pueden ayudar a prevenir esta enfermedad articular:
- Alimentar a los cachorros únicamente con un pienso para ellos de calidad y sin ningún otro suplemento, a excepción de los “condroprotectores”.
- Limitar la cantidad de comida administrada, principalmente entre los 3 y 8 meses. Es conveniente que no tengan un aspecto “rechoncho” que pueda afectar a sus articulaciones, en especial a la cadera mientras se desarrolla por completo.
- Evitar los ejercicios bruscos o prolongados en animales jóvenes. Un ejercicio moderado favorecerá el desarrollo muscular necesario para la estabilidad articular pero sin sobrecargar la articulación.
- Visitas regulares al veterinario para revisiones generales, sobre todo para comprobar el estado de las articulaciones y su desarrollo.
En conclusión, debemos recalcar que esta patología es frecuente. Así que la prevención y los chequeos veterinarios son claves para asegurarnos del estado de nuestra mascota.
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