La enfermedad de Cushing en perros, también conocida como hiperadrenocorticismo, es una enfermedad endocrina que se produce cuando el cuerpo genera altos niveles de la hormona cortisol de forma crónica.
Un nivel adecuado de cortisol mantiene la piel y los tejidos del cuerpo en plena forma, responde de forma óptima a las situaciones de estrés y mantiene un peso corporal equilibrado entre otras muchas funciones.
En el momento que los niveles de cortisol aumentan superando los valores normales, se debilita el sistema inmunológico y el cuerpo pasa a estar expuesto a posibles infecciones y enfermedades.
Esta hormona en niveles altos también puede dañar la funcionalidad de distintos órganos, empeorando la calidad de vida del animal que padezca este peligroso desequilibrio hormonal.
En el siguiente apartado, vamos a comentar las causas más frecuentes.
Posibles causas síndrome de Cushing en perros
Existen 3 causas que pueden provocar la sobreproducción de cortisol:
- Mal funcionamiento de las glándulas suprarrenales o adrenales
- Mal funcionamiento de la glándula hipófisis o pituitaria
- Origen iatrogénico que se puede dar de forma secundaria a un tratamiento con glucocorticoides, corticoesteroides y medicamentos con progesterona y derivados para tratar ciertas enfermedades.
El mal funcionamiento de las glándulas adrenales es más frecuente en perros adultos, entre los 6 y 10 años, que en los perros jóvenes o cachorros.
Según los últimos estudios, el 85 % de los casos de Cushing son provocados por el mal funcionamiento de la hipófisis, la cual segrega demasiada hormona adrenocorticotrópica (ACTH) la encargada de la producción de cortisol.
La tercera y última causa es de origen iatrogénico, se debe a la administración contraindicada o excesiva de glucocorticoides y otros medicamentos.
¿Hay razas que son propensas a padecer el síndrome de Cushing?
Sí, existen razas que son propensas a padecer esta enfermedad dependiendo del origen del mal funcionamiento hormonal o de una aparición tumoral que afecte los niveles de cortisol.
Aquí puedes repasar una lista con el posible origen de la causa de sobreproducción de esta hormona y las razas con mayor probabilidad a padecerla:
Por origen en las glándulas adrenales:
- Yorkshire terrier
- Teckel
- Caniche enano
- Pastor Alemán
Origen en la hipófisis:
- Teckel
- Caniche
- Boston terrier
- Schnauzer pequeño
- Bichón Maltés
- Bobtail
Origen iatrogénico:
- Bóxer
- Pastor de los Pirineos
- Labrador retriever
- Caniche
Síntomas más frecuentes del síndrome de Cushing en perros
La enfermedad de Cushing es muy difícil de detectar y varios de los síntomas visibles son malinterpretados confundiéndolos con síntomas típicos de la vejez del animal.
La enfermedad puede ir desarrollándose muy despacio y no con la totalidad de los síntomas propios de la enfermedad. Por otro lado, tendremos que tener en cuenta que no todos los perros pueden padecerla de la misma manera.
En este listado encontrarás los síntomas más frecuentes del síndrome de Cushing:
- Aumento de sed y de orina.
- Aumento del apetito.
- Problemas y enfermedades de la piel.
- Alopecia.
- Hiperpigmentación de la piel.
- Mala calidad del pelo.
- Obesidad localizada en el abdomen.
- Jadeos frecuentes.
- Debilidad y atrofia muscular.
- Letargia.
- Alteraciones en el ciclo reproductivo de las hembras.
- Atrofia testicular en los machos.
- Aumento del tamaño del hígado.
- En un caso avanzado de origen en la hipófisis, se darán cambios neurológicos.
Una de las formas más frecuentes de diagnosticar esta enfermedad sucede cuando el animal acude a la clínica por otro motivo, o por una previa enfermedad producida por el mismo síndrome de Cushing.
Es un claro ejemplo, de como las revisiones veterinarias ayudan a detectar a tiempo ciertas enfermedades de forma directa o indirectamente, gracias a la medicina preventiva y a no dudar en acudir a consulta.
¿Podemos tratar el síndrome de Cushing?
Es esencial que acudas a tu veterinario en el caso de que observes alguno de los síntomas arriba expuestos.
El veterinario realizará las pruebas necesarias: análisis de sangre, de orina, biopsias de la piel en zonas que presenten alteraciones, radiografías, ecografías, test específicos para medir la concentración de cortisol en sangre, etc.
El tratamiento será prescrito por el veterinario y todo dependerá del origen de la enfermedad. Pudiendo ser a través de fármacos suministrados de por vida o hasta que finalmente el paciente se someta a una operación. Como por ejemplo, en los casos de tumores adrenales.
Por último, destacar de nuevo la importancia de las revisiones periódicas para controlar los niveles de cortisol del animal una vez detectado esta enfermedad o que hubiera indicios de poder padecerla, así como valorar el tratamiento ajustándolo a su progresión o mejora de la enfermedad.
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