La prevención de la leishmaniasis, es uno de los puntos críticos en la salud de los perros. En la actualidad, existen intensas investigaciones sobre esta enfermedad que afecta a miles de perros.
¡Sigue leyendo para saber más!
Los dos tipos de leishmaniasis
La leishmaniasis es una enfermedad común de los perros y en función de los síntomas desarrollados, se puede distinguir entre dos tipos:
- Leishmaniasis Visceral Canina
- Leishmaniasis Cutánea
A continuación, conocerás al detalle cada una de estas variantes.
Leishmaniosis visceral canina (LVC)
También conocida como leishmaniosis sistémica. El proceso de incubación de este tipo puede estar entre los dos a ocho meses después de la picadura del flebotomo en el perro. Su principal consecuencia se refleja en los órganos internos. Puede dañar gravemente el sistema inmunológico del perro y en algunos casos su médula espinal.
Síntomas de la LVC
- Pérdida del apetito.
- Pérdida de peso progresiva.
- Trastornos digestivos, diarrea.
- Heces alquitranadas.
- Náuseas y vómitos.
- Sangrado de nariz.
- Dolor articular.
¿Cómo se diagnostica?
Es difícil conocer en qué momento el perro ha sido infestado por el flebótomo y por ello resulta difícil la detección temprana de la infección. Saber a qué estuvo expuesta la mascota o si ha estado en zonas de elevada prevalencia puede ser de mucha ayuda.
Al indicio de presencia de la infección por leishmaniasis visceral, el veterinario debe examinar los órganos internos en busca de lesiones o inflamación. Prestando atención a los que son los órganos afectados en muchos de los casos:
- Los riñones.
- Hígado.
- Y bazo.
Tratamiento de la leishmaniosis visceral
En todos los casos de leishmaniosis visceral siempre se va a requerir tratamiento. Se trata la Leishmania en general, pero se hará foco en el seguimiento de los órganos vitales del animal mediante pruebas específicas.
Si esta enfermedad no se trata apropiadamente y a tiempo, el pronóstico sobre la salud del perro será negativo. Situación que se podría evitar.
Leishmaniosis cutánea
Es el tipo de leishmaniosis que produce síntomas físicos en la piel del animal, como caída de pelo, engrosamiento de la piel, heridas que no cicatrizan, etc. Suele ser la forma más común de presentación de la leishmaniosis en el perro.
Síntomas de leishmaniosis cutánea
Los posibles síntomas más frecuentes son:
- Alopecia, pelo seco y débil, lo que implica a su pérdida.
- Hiperqueratosis en hocico.
- Uñas quebradizas y débiles.
- Crecimiento excesivo de las uñas.
- Descamación epidérmica con engrosamiento de la piel.
- Despigmentación (pérdida de color en la piel hacia un color grisáceo).
- Sequedad en las almohadillas de las patas.
- Nódulos en la superficie de la piel.
- Nódulos intradérmicos y úlceras.
¿Cómo se diagnostica?
Al tratarse de una zona concreta donde la Leishmania está confirmando su presencia, se debe tomar una pequeña muestra de la piel para realizar una biopsia al tejido. Normalmente, se busca el ADN o material genético del parásito. Existen variedades de métodos para identificar qué tipo de parásito es.
Tratamiento de la leishmaniosis cutánea
La Leishmania siempre será tratada con el tratamiento que el veterinario, tras las pruebas realizadas al perro, considere más apropiado. Pero las úlceras provocadas por la leishmaniosis no requieren ningún tratamiento normalmente.
El papel del veterinario y del propietario del animal es de vital importancia en la realización de un tratamiento, del monitoreo del animal y de su seguimiento, para preservar la salud de este y evitar la zoonosis en personas.
Finalmente, hay muchos casos en los que, por la no presencia de síntomas en el animal infestado con LVC, las personas pueden llegar a contraerla y además, el diagnóstico es tardío o incluso no se llega a tratar.
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